IBARRA, Imbabura. – Deslumbrante, es la palabra con la que se podría describir el recorrido que un visitante realiza por las Siete Cascadas, complejo turístico ubicado a ocho minutos de Lita, en la parroquia Alto Tambo, muy cerca del límite entre Esmeraldas e Imbabura, en donde hay un bosque nublado y lluvioso de más de 200 hectáreas.
Para llegar a este lugar se toma un bus en el terminal terrestre de Ibarra con rumbo a San Lorenzo o en carro particular se sigue la vía Ibarra-Salinas-Lita y las Siete Cascadas; desde la Ciudad Blanca, el viaje dura cerca de 1 hora 30 minutos para llegar a este mágico lugar, el espectacular bosque lluvioso del Chocó Ecuatoriano uno de los más húmedos del planeta.
Sin ruido, lejos de la contaminación ambiental, una exuberante vegetación y un clima agradable reciben a los visitantes de las Siete Cascadas, quienes desde el primer momento empiezan a vivir una experiencia diferente; pues al iniciar el recorrido se siente ya en otro mundo con caminos de lodo rodeados de grandes árboles, una diversidad de aves, grandes hormigas, los colores y olores hacen sentir una energía diferente en cada paso que se da.
Caminar por las vías del tren, cruzar grandes túneles por donde antiguamente pasaba el ferrocarril, disfrutar de las cristalinas aguas de las cascadas, son parte de la diversión. En el recorrido se puede observar encantadores saltos de agua, cada uno de entre 6 hasta 80 metros de altura, y que tienen nombres peculiares como la Mujer del Encanto, porque entre las rocas se forma una figura femenina o la cascada de “El Duende”, porque según cuentan en este lugar siempre se aparece el pequeño personaje; también están la Tunda, San Diego, del Amor, Santa Ana y El Túnel.
Para realizar todo el recorrido los guías nativos recomiendan utilizar botas de goma para tener más facilidad al caminar. Se empieza por un zigzagueante sendero de tierra, el camino se vuelve resbaloso; en cada espacio se observan paisajes deslumbrantes y en pocos minutos se llega al túnel del amor, un paso totalmente oscuro de casi 100 metros de largo, el paso se vuelve emocionante y algo tenso, pues dentro se siente el vuelo de cientos de murciélagos.
Al salir se escucha el sonido de la primera cascada y se observa agua cristalina caer, lo que da una paz inexplicable a los visitantes; la travesía sigue hasta llegar a la siguiente cascada “La Tunda”, en donde los turistas aprovechan para disfrutar de un refrescante baño.
Son cerca de cuatro horas de camino para visitar las siete cascadas a lo largo del río Chuchubí, tiempo en el que se recorren senderos, se disfruta de las caídas de agua, se puede nadar en pequeñas piscinas naturales formadas entre grandes rocas.
Dato: No olvide llevar botas de caucho, repelente, traje de baño, cámara fotográfica, protector solar, ropa liviana y gorra.
En las cascadas hay sitios ideales para practicar tubbing, rápel, saltos y hasta snorkel.