Calles limpias, orden y mucha paz es el ambiente que se respira y se vive en Celica, “La Celestial”. Su gente vive al ritmo del comercio, la agricultura y la ganadería. Su clima, que promedia los 16 grados, y es uno de los más fríos de la provincia de Loja y del país, hace que temprano se cierren las tiendas y negocios, y se imponga la calma.
Sus habitantes le llaman “La Celestial”, por “su cercanía con el cielo”, dicen. Y es que sus azuladas montañas y su cielo azul turquesa, se entremezclan con sus verdes y frondosos valles, formando un paisaje de ensoñación e inspiración, que en las tardes se ve envuelto por la fría neblina que baja de la cordillera para imponer más serenidad y sosiego a la ciudad.
Este cantón del suroccidente del Ecuador, está a 2.000 msnm, aproximadamente, lo que hace que las nubes se vean tan cerca que bien se las podría “tocar con las manos”, explican entusiasmados los celicanos, que ya están acostumbrados a ver cómo la niebla invade la ciudad y los obliga a abrigarse y encerrarse en sus hogares.
En este ambiente de ensoñación y de tranquilidad, los celicanos “sueñan” con ver a su ciudad desarrollada y modernizada, por eso eligieron a Manuel Orbe, como su alcalde para que la transforme y la convierta en “un celestial destino turístico”, digno de ser visitado por nacionales y extranjeros.
Y ese es el objetivo de Manuel Orbe, celicano de nacimiento y de familia originaria del cantón. El nuevo burgomaestre, en su despacho de la alcaldía, detiene por un momento el diálogo y hace un paréntesis para recordar los días de su infancia, y enseguida dice que en el barrio donde nació hace 49 años, no había agua, ni luz, ni escuela.
Eso lo impactó, a su tierna y corta edad. Y luego de cumplir su etapa estudiantil en escuelas y colegios de su ciudad, y jugar fútbol como seleccionado de su cantón, migró a la ciudad de Loja para estudiar la carrera de Economía y retornar para imponer una filosofía de trabajo intensa, y bien planificada en el cabildo celicano.
Su experiencia de muchos años como director financiero en el mismo Municipio de Celica y en el cantón Zapotillo, son la base de su pormenorizada planificación que aspira regenerar gran parte de la urbe andina con un presupuesto de 1.600.000 que se está gestionando con el Banco del Estado.
Habla con firmeza y convicción de proyectos y presupuestos, pues ya los ha manejado en el cabildo que ahora representa. “Yo renuncié en el año 2007 para dedicarme a mis actividades de ganadero, tratando de continuar con la tradición familiar, pero luego de un tiempo mis amigos me convencieron de que yo era el más indicado para emprender los cambios que se requieren en Celica”, manifiesta Orbe.
Así fue que tratamos de conformar un movimiento propio al que denominamos CAMYNO, con “y” porque significa “Cambio y Nuevas Oportunidades”, pero finalmente terminamos recibiendo el apoyo de SUMA, cuyos principales confiaron en nuestros planes de transformación del cantón, explica.
“Conociendo las necesidades de la gente, fue que una vez asumido el cargo, emprendimos de inmediato la reparación de las vías rurales que estaban muy afectadas por la temporada invernal”, dice. “Considero que esa fue mi primera obra, en beneficio de la gente del campo que además de sufrir la inclemencia de las lluvias, no tenían cómo sacar la producción agrícola y obtener los recursos económicos para subsistir”, recalca.
Superada esa dura etapa, Manuel Orbe se dedicó de lleno a planificar los proyectos que convertirán a Celica en una verdadera “ciudad celestial”, moderna, con calles adoquinadas, iluminadas, áreas verdes y espacios públicos para esparcimiento, agua potable de calidad y alcantarillado sanitario y pluvial de primera que servirá a 12.000 habitantes de Celica, Pózul y Sabanilla, las principales parroquias.
Los habitantes de Celica, que suman aproximadamente 15.590, son testigos de los cambios que ya se observan en este laborioso cantón. El cabildo construyó un moderno coliseo en el barrio 5 de septiembre, canchas de uso múltiple, casas comunales en varias parroquias y actualmente manejan un proyecto para dotar de agua potable a 370 familias de 4 comunidades rurales: Porotillo, Naranjapamba, El Carmen y San Antonio, con una inversión de 190.000 dólares.
En alianza con 20 barrios del sector rural, se inició un plan de huertos familiares orgánicos, para incrementar la producción agrícola, y la crianza de aves y cerdos, con lo que se aspira a dar impulso a la economía de la gente del campo, que requiere apoyo para desarrollar emprendimientos y nuevas formas de subsistencia.
Nosotros no sólo queremos dotar de obras a nuestro cantón, sino también apoyar actividades productivas en las que participen todos los celicanos, y puedan así mejorar sus condiciones de vida, refiere Manuel Orbe.
Esa es nuestra meta y por eso destinamos el 70% del presupuesto municipal, para servir y desarrollar a la nueva “ciudad celestial” que todos queremos tener, menciona este alcalde surgido del pueblo. Ese pueblo, que depositó su confianza en él, ahora está recibiendo las obras que aspiraban tener, para embellecer aún más a este hermoso rincón de los andes ecuatorianos.