ZAPOTILLO, Loja.- En los últimos días, las parroquias rurales de Zapotillo, específicamente Bolaspamba, Mangahurco y Cazaderos, reciben la visita de turistas, quienes llegan a presenciar uno de los actos más hermosos que brinda el Sur del país, como es el florecimiento de los guayacanes.
Este acontecimiento que se da una vez al año, comenzó con las primeras lluvias de invierno, cuya floración marcó el inicio de 2020, llamando la atención de cientos de personas, tanto ecuatorianas como extranjeras. Muchos de ellos arriban a este cantón por primera vez, con el objetivo de conocer la belleza paisajística que han visto en televisión, leído en medios impresos o digitales, o como les han contado sus amigos; mientras que otros son huéspedes constantes durante el florecimiento de los guayacanes.
La reserva del Bosque Seco, abarca 40 mil hectáreas de guayacanes, donde el mayor porcentaje de estos árboles se concentran en las parroquias rurales de Mangahurco, Cazaderos y Bolaspamba; incluso Zapotillo pertenece a la Mancomunidad Bosque Seco junto a cinco cantones más. La promoción de la floración, comenzó a tener auge desde el 2012, desde ahí se ha convertido en un lugar de conservación, turístico y conocido a nivel nacional y mundial.
Floración
En estos días, debido al número de árboles de guayacán que existe, se puede observar una gran sábana amarilla, unos cuantos recién floreciendo, mientras que en un gran porcentaje de árboles las flores comienzan a caer, brindando otro espectáculo natural, como es el ‘colchón amarillo’, generando un contraste único y una experiencia inolvidable, para quien tiene la oportunidad de observarlo.
“Esto es increíble, me contaban que era muy bonito, pero no creí que tanto, estar aquí, te brinda una sensación imposible de explicar, el contacto con la naturaleza es un privilegio de pocos, sin duda debo volver”, dijo Alexander Paucar, quien viajó de Quito junto a su familia a presenciar el florecimiento.
Por su parte Marcial Rueda, habitante de Cazaderos, quien es un hombre jovial y atento, muy conocido por los habitantes de la parroquia y el cantón, entre risas, recuerda que cuando era joven, para ellos era muy común ver florecer a los guayacanes, “no nos llamaba la atención, nosotros nos criamos aquí, por ello es común ver florecer a estos árboles, nosotros utilizábamos la madera para hacer cercos para las cabras; ahora ya sabemos que es prohibido la tala de los árboles y que de su protección dependemos”, afirma. Él ve con optimismo la difusión de este evento natural, porque les permite darse a conocer y con ello mejorar la economía de los sectores de una u otra forma, generándoles recursos extras una vez al año.
Recorrido
Además de poder observar la floración, los turistas tienen la oportunidad de degustar la gastronomía de la zona, así como de visitar el Baño del Inca, avistamiento de aves, monos aulladores y cocodrilos, recorrido en caballo o de una ciclo ruta guiados por personas propias de la zona y conocedores de cada rincón de las parroquias.
Para poder llegar al florecimiento de los guayacanes, son varias rutas que se puede tomar, una de ellas es por la sierra Loja-Catamayo-Catacocha-El Empalme-Celica-Pindal-Milagros-Paletillas-Mangahurco; viaje que tiene una duración de máximo seis horas; mientras que desde la Costa la ruta es por Machala-Santa Rosa- ‘Y’ de Alamor-Pindal-Milagros-Paletillas-Mangahurco, con una duración de cinco horas. La vía es asfaltada hasta la parroquia Paletillas, seguido de una vía de segundo orden, la cual está en constante mantenimiento por maquinaria del Municipio de Zapotillo, así como de la Prefectura de Loja. Una tercera ruta es llegando a Zapotillo-La Ceiba-Paletillas-Mangahurco, con una vía de segundo orden.
Muchas empresas turísticas, tiene planificado realizar los recorridos durante los días 10, 11 y 12 de enero, considerados como los últimos días del florecimiento y caída de las flores, con el objetivo de que las personas puedan presenciar este evento natural, el mismo que volverá a suceder después de un año, por el lapso de 8 días aproximadamente.