La finca agroturística El Picaflor, situada en el exuberante Parque Nacional Llanganates, dentro del bosque frondoso de la selva amazónica de Ecuador, en el cantón Carlos Julio Arosemena Tola, provincia de Napo, le invita a sumergirse en un oasis de naturaleza y tranquilidad. Su nombre, inspirado por la abundancia de estas pequeñas aves en el área, recibe a propios y extraños en un entorno donde la biodiversidad se convierte en la protagonista.
La Asociación de Municipalidades Ecuatorianas (AME), a través de la presidenta de la Regional 2, Ligia Caiza, promociona estos lugares emblemáticos amazónicos en un recorrido, con un equipo periodístico de diario Expreso de Guayaquil.
Propiedad de Ramón Pucha, este paraíso de 31 hectáreas es un santuario tanto para la flora como para la fauna, siendo un refugio vital para especies amenazadas por la intervención humana.
Para llegar a este mágico rincón, se atraviesa el centro urbano siguiendo la vía principal desde Baños-Puyo hasta el sector El Capricho, cruzando el emblemático puente sobre el río Anzú y avanzando por una ruta de segundo orden hasta llegar a la comunidad Alto Hila. Para sortear el río, característicamente desafiante, se emplea un transporte tradicional: una boya sobre una tabla, maniobrada con destreza por el propio Ramón Pucha.
El compromiso de Ramón va más allá de la conservación del entorno; su visión incluye la creación de un jardín botánico que albergue especies recolectadas de zonas donde la naturaleza ha sido vulnerada por la acción del hombre. Durante el recorrido, los visitantes pueden admirar una amplia variedad de plantas, desde heliconias y orquídeas hasta plantas medicinales y frutales, así como vestigios de culturas antiguas que poblaron estas tierras milenios atrás.
Las alternativas que ofrece la finca agroturística El Picaflor son variadas. Los turistas pueden explorar senderos que conducen al jardín botánico, participar en la pesca de tilapias y cachamas en las piscinas de cría, disfrutar de un tour nocturno para avistar la fauna, acampar en áreas designadas y deleitarse con la gastronomía local. Desde el tradicional maito de tilapias hasta el exquisito chocolate artesanal elaborado con cacao de la región, la oferta culinaria es una ventana a la riqueza cultural y natural de la Amazonía ecuatoriana.
La experiencia de Marco López, uno de los visitantes, refleja el asombro y la conexión profunda con la naturaleza que caracterizan a este lugar. La alcaldesa de Carlos Julio Arosemena Tola y Presidenta de la Regional 2 de la AME, también destaca la importancia de este destino como un refugio de paz y biodiversidad, donde los viajeros pueden sumergirse en la esencia misma de Ecuador.
La finca El Picaflor representa un tesoro natural y cultural, que invita a explorar y preservar la riqueza de la selva amazónica ecuatoriana. Es un destino que no solo deleita los sentidos, sino que también promueve la conservación y el respeto por el ambiente, asegurando así su disfrute para las generaciones futuras.
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UNIDAD TÉCNICA REGIONAL 2
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Boletín de prensa No. 006 AME- UTR2
Tena, 8 de febrero de 2024