GONZALO PIZARRRO, Sucumbíos.- A media hora del centro poblado del cantón Gonzalo Pizarro se encuentra la comunidad Ai Cofan de Sinangoe, ubicada en la parroquia Puerto Libre.
Para llegar a este lugar hay que cruzar, a pie, un puente colgante de 300 metros, sobre el río Aguarico. Con cerca de 200 familias esta comunidad es considerada como ancestral en el territorio ecuatoriano, pues los lugareños aún conservan su idioma (el a’ingae), su vestimenta tradicional y su sólida riqueza cultural.
Al llegar se observan pequeñas casas de madera, parcelas de productos como verde y algunos frutales, que sirven para consumo propio de los habitantes; niños que como parte de su juego sortean los charcos provocados por las lluvias contantes y decenas de mujeres que son quienes se dedican al cuidado del hogar, mientras sus esposos o parejas salen a cazar o pescar para alimentar a su familia o para comercializar lo que lograron durante el día.
Los moradores de esta localidad cuidan el entorno natural y prohíben todo tipo de actividad extractiva en su territorio, sin el consentimiento previo de la comunidad, así como controlan el ingreso de invasores a su hábitat.
Demuestran sus habilidades
Ahí vive Rosalina Unenda, de 38 años de edad. Tiene 9 hijos y como la mayoría de las mujeres de esta zona se dedica al cuidado de ellos; pero además usa la habilidad de sus manos y su creatividad para elaborar las más variadas y coloridas artesanías.
Junto a sus hijos, recoge semillas multicolores que encuentran en el bosque; piedras del río y chambira, de la que se extrae una fibra de sus hojas para sacar el hilo que, posteriormente, se emplea como materia prima. Además, trabaja con los troncos que hay en los caminos, a los que da formas de loros y otras figuras, para adornos.
Rosalina usa estos elementos de la naturaleza para transformarlos en vistosos collares, pulseras, shigras y aretes. Además, elabora bolsos, correas, y otros artículos.
Como ella, son 18 amas de casa las que forman la Asociación de Mujeres Gallo de Peña, de las cuales 10 se dedican a elaborar las artesanías.
A simple vista, la producción de estos artículos parece sencilla y rápida, pero quienes se dedican a ello saben que es un trabajo bastante laborioso. Para tener un collar listo requieren de más de dos horas; previo a su elaboración hay que recoger las semillas, lavarlas, dejarlas secar en el sol, luego son perforadas para proceder al armado de cada elemento.
Mientras que, para la realización de las ollas de barro, se necesita cerca de una semana. Las mujeres recogen el barro, le dan forma, viene el periodo de secado por tres días y luego se quema la olla en la leña de guadua, para que quede lista para la comercialización.
Rosalina y las mujeres de su comunidad, expenden los productos elaborados en ferias locales y provinciales, como en el Festival Tradicional de Chontaduro que se celebra en abril.
Para apoyar a las mujeres de esta comunidad, el Municipio de Gonzalo Pizarro, impartió talleres de tecnificación de artesanías, que ayudó a las participantes a realizar productos más elaborados y a ampliar sus conocimientos en temas de producción artesanal.