ARCHIDONA, Napo.- A los 12 años de edad, María Antonia Shiguango, tuvo su primera experiencia como partera. Tenía entre sus manos un bebe que trajo al mundo con ayuda de su madre. Hoy a sus 70 años, esta mujer kichwa quiere dejar su legado a sus descendientes y conciudadanos para que la tradición no se pierda en el tiempo.
Esta mujer de vasto conocimiento en medicina ancestral, asiste junto a otras 20 féminas voluntarias a las parturientas que llegan a las instalaciones de la Asociación de Mujeres Parteras Kichwas del Alto Napo (AMUPAKIN), ubicadas en el barrio Sabata en el cantón Archidona. Allí se hacen atender tanto nacionales como extranjeras que llegan de todas las zonas cercanas.
La asistencia que se brinda en el centro de salud ancestral es de parto y postparto con medicina natural a base de infusiones con plantas curativas de la Amazonía. Cada parto tiene un costo de $30 y las consultas diarias de $5, ambos rubros para el autofinanciamiento del establecimiento que cubre dos hectáreas con cuartos de descanso, alimentación y control de las parturientas.
Shiguango, quién no habla español solo kichwa, dice que su madre siempre le inculcó que los saberes ancestrales que ella le transmitía tenían que ser impartidos a las siguientes generaciones para que no se pierda esta cultura.
Fueron esas palabras las que la motivaron a crear este proyecto de asistencia de salud que tiene vida jurídica desde el año 1998. En un principio aglutinó a 80 parteras, cuyo principal objetivo era y es la recuperación y fortalecimiento de sus saberes ancestrales para ofrecerlos como una forma alternativa de cuidados de salud a la población de la provincia de Napo y del Ecuador.
Al principio obtuvieron apoyo de una fundación extranjera que los asesoró en la elaboración del proyecto y fue la Cruz Roja Española quién financió la construcción de la infraestructura; el terreno fue donado por la Municipalidad de Archidona.
Luego, en el 2010 el Ministerio de Salud puso en marcha el funcionamiento de la Unidad Operativa de Salud AMUPAKIN en este mismo lugar. Las parteras aseguran que por varias razones decidieron apartarse de la entidad pública y seguir con su programa independientemente.
Hoy solicitan apoyo a las autoridades para que sus conocimientos ancestrales sean reconocidos y valorados y que, así mismo, sean atendidas sus necesidades económicas porque hasta el momento su servicio es autofinanciado. Ofelia Salazar, otra de las parteras, comenta que han recurrido a la venta de artesanías, comida típica y al turismo comunitario para solventar los gastos de mantenimiento.
Dicen haber golpeado varias puertas y no recibir respuestas. En su lengua nativa, María Antonia Shiguango dice que no solo se trata de heredar un legado, sino de evitar la desaparición de una cultura milenaria que ha resistido al tiempo y a la transculturización de la sociedad.
En miras de cumplir este propósito, ha dejado incluso los conocimientos que adquirió de sus padres plasmados en un libro, que se editó y publicó con el apoyo del Ministerio de Cultura. Cada libro tiene un valor de $20 y dos CD en $10.
Al consultarle a María Antonia, cuantos partos en lo que va de su vida, respondió que no recuerda exactamente, pero que sabe que tiene más de mil “nietos”.
Desde de su apertura en el 2001, AMUPAKIN las parteras de Archidona, ha atendido más de 4 mil partos sin contar con los que se atienden a domicilio.
Misión Ternura
Justo en el momento en que estaba por concluir esta entrevista, les llegó la noticia que su centro había sido tomado en cuenta para formar parte del proyecto gubernamental “Misión Ternura”.