TENA, Napo.- Bartolomé Marín y Andrés Contero, recorrían la zona del Sumaco, en su reconocimiento a las comunidades amazónicas, justo en ese lugar llegaron a escuchar por primera vez el nombre de Jumandy, apreciado y respetado por los indígenas, se enteraron que se trataba del más importante y aguerrido Cacique de los Quijos, corría el año 1563.
El encuentro entre los conquistadores españoles y el cacique Jumandy fue cuando éstos llegaron a la aldea donde habitaba, en la misma los recibió con un agasajo a Bartolomé Marín, y le pidió que no causaran problemas en su territorio, porque el disponía de un ejército de quince mil hombres armados y listos para la guerra.
Ante el desacato del llamado del jefe indígena, el 29 de noviembre de 1578, Jumandy al frente de sus hombres tuvo que rodear la ciudad de Avila, para impedir que se escapen los españoles.
Después de la toma de las comunidades de Avila y Archidona, se reunieron los Pendes y Caciques, para nombrar por unanimidad a Jumandy como “El Gran Cacique de la Guerra”, para que condujera a los ejércitos Quijos que iban a marchar contra Baeza. Jumandy inmediatamente se comunicó con los Caciques de las otras confederaciones de la Amazonía y comprometió la ayuda de varios Jefes de la serranía, pues pretendía expulsar a los españoles no solo de la Amazonía, sino de toda la Real Audiencia de Quito.
Este hecho lo convirtió en uno de los héroes más importante del Ecuador y América por su heroísmo para que su territorio no sea dominado por el yugo español.
Desgraciadamente, fue traicionado por los monarcas de la Sierra que les avisaron a los conquistadores de las intenciones del cacique quijos, y reforzaron Baeza con tropas traídas de Quito por lo que no pudo ejecutar lo que tenía planificado.
Jumandy llegó a Baeza, comandando a sus guerreros, pero fue recibido por el fuego nutrido de los arcabuces y aunque lucho con valor junto a sus hombres, tuvo que emprender la retirada hacia la selva, y es que solo el coraje, las pucunas (cerbatanas) y las lanzas de chonta, no eran suficientes contra las armas de fuego del enemigo.
La persecución fue tenaz contra el líder indígena por parte de los soldados que de día y noche lo buscaban; en su retirada Jumandy les preparaba emboscadas y atacaba de sorpresa a sus encarnizados perseguidores; pero al final fue capturado y enviado a Quito, donde fue juzgado por la Real Audiencia que lo condenó a muerte. Murió ahorcado junto con Beto, Guami e Imbate, en el sitio donde actualmente se encuentra la plaza de San Blas. Jumandy es uno de los grandes héroes americanos, que con su sangre y sacrificio nos mostró el camino de la libertad.
Fue declarado en noviembre del 2011 como Héroe Nacional por la Asamblea Nacional del Ecuador y desde entonces es reconocido por su valor y coraje ante la arremetida de los conquistadores españoles.