Las obras de arte que se conservan en museos, iglesias y conventos, así como la arquitectura europea con la habilidad indígena de la Escuela Quiteña de Arte, le dieron a Quito y también a Cuenca, el merecido reconocimiento de la UNESCO, como “Patrimonios Culturales de la Humanidad”.
La serranía ecuatoriana ofrece paisajes y contrastes que conjugan el verdor de su generosa producción agrícola, con el resplandor de los nevados que se perfilan en el fondo azul del firmamento.
La multicolor expresión cultural, proyectada en los trajes que caracterizan a las etnias indígenas de esta región y conservan latentes sus costumbres y tradiciones, se convierten en un extraordinario atractivo para el turista.
Los mercados populares ofrecen una extensa variedad de textiles, cerámica joyería, madera tallada, pintura, productos de cuero, cestería, orfebrería y tejidos.