La provincia de Manabí, conocida por su identidad cultural y calidez humana, se convierte en un destino ideal para vivir la Semana Santa, con una mezcla única de devoción, gastronomía y turismo comunitario. Durante esta época del año, los cantones manabitas reviven tradiciones profundamente arraigadas que reflejan la fe del pueblo y el respeto por las costumbres heredadas de generación en generación.
Entre las manifestaciones religiosas más destacadas se encuentran las procesiones del Viernes Santo en cantones como Portoviejo, Jipijapa, Chone y Rocafuerte, donde cientos de fieles participan en caminatas cargadas de solemnidad y recogimiento. En algunos sectores rurales, aún se conservan tradiciones como la escenificación del viacrucis viviente y el silencio respetuoso de las comunidades durante las principales celebraciones litúrgicas.
La gastronomía también ocupa un lugar protagónico. El tradicional viche de pescado, acompañado de plátano, yuca, maní y hierbas criollas, se convierte en el plato estrella de los hogares y restaurantes. Además, delicias como el pan de Semana Santa, los bollos de pescado y los dulces artesanales enriquecen la experiencia del visitante, que encuentra en la cocina manabita una expresión viva de identidad y memoria colectiva.
La belleza natural de Manabí, con sus playas, ríos, montañas y rutas agroturísticas, ofrece alternativas para quienes desean combinar la espiritualidad con el descanso. Parroquias como Ayacucho (Santa Ana), Picoazá (Portoviejo) y Charapotó (Sucre) son referentes de turismo con identidad, que acogen con hospitalidad al visitante. Aquí se encuentran no solo escenarios naturales privilegiados, sino también un pueblo que conserva con orgullo sus tradiciones y celebra la Semana Mayor con respeto, fervor y alegría, invitando a turistas nacionales y extranjeros a elegir esta provincia como destino durante el feriado.
Manabí les espera con los brazos abiertos, con sabor a viche, aroma de incienso y paisajes que invitan a la reflexión y al descanso.
