La unidad comunitaria cambió la vida en Colta

COLTA, Chimborazo.- Una oferta de campaña en el 2009, del entonces aspirante a la alcaldía de Colta, Hermel Tayupanda Cuvi, se convirtió en una realidad. Siete años después, un modelo de gestión aplicado al mejoramiento de la calidad de vida de los pobladores de 236 comunidades de este cantón chimboracense, ya tiene resultados.

Buscar consensos entre dirigentes y pobladores de las comunidades fue una ardua tarea que logró librar el alcalde Tayupanda. Le correspondió explicar a sus electores que “la unión hace la fuerza” y que las actividades dispersas no generan beneficios para la población.

Así nacieron las mancomunidades. Y cambiar la mentalidad de los pobladores no fue fácil, recordó el alcalde. Estaban acostumbrados a solicitar las obras en forma individual y no colectivamente.

“Era necesario que pensaran en grande y ahora son parte importante en la gestión municipal”, sostuvo.

De 236 comunidades existentes en el 2009, ahora hay 33 que están agrupadas por sectores y que lograron enfocarse en obras grandes que los beneficien a todos, como es la instalación de sistemas de agua potable, de alcantarillado sanitario, vialidad y alumbrado.

El burgomaestre explicaba –al igual que un maestro-, a los miembros de las comunidades que asistieron el martes 18 de enero hasta la terraza del nuevo edificio municipal para ser parte, como Gobierno Comunitario, de la elaboración del presupuesto participativo.

En una de las paredes, Hermel Tayupanda, con marcador en mano, explicada pormenorizadamente las acciones realizadas por su administración para darles calidad de vida a las comunidades.

Javier Andino, secretario municipal recordó que anteriormente cada uno de los barrios de la cabecera cantonal recibía una determinada cantidad de dinero anual para obras que no iban más allá de mejorar los espacios públicos. “Ahora ya agrupados en la mancomunidad gestionan obras más grandes”, recalcó, con satisfacción, el alcalde.

Como ejemplo se pueden citar a las comunidades de Sicalpa y Cajabamba, pertenecientes a la Villa Unión. Sus habitantes debieron esperar 45 años para tener un excelente sistema de agua potable, que ahora beneficia a 900 familias.

 

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